Publicado Por : Pipediatra viernes, 13 de julio de 2012

Las pataletas son episodios angustiantes tanto para los padres como para el niño y hacen parte de un hito en el desarrollo de los niños principalmente entre los 18 meses y los 3 años de edad, justo en la etapa donde la autonomía está en pleno desarrollo.
Por lo general el niño se tira al suelo, llora fuertemente, grita, lanza objetos y esto genera inconvenientes a nivel del seno familiar.
Como suelo decirlo: Los problemas en la crianza NUNCA son problemas del niño, el infante no es el culpable, y tampoco se trata de buscar culpables en los padres o en los cuidadores, pero las pataletas se presentan de forma frecuente en niños en quienes las pautas de crianza son inconsistentes que confunden a los niños y niñas, creándoles baja tolerancia a las circunstancias que se presentan fuera de lo esperado por ellos, en otras palabras, son niños poco preparados para el "NO" que como respuesta le puede dar el entorno o sus cuidadores. Son niños que no son criados con el concepto que llamo carencia necesaria, es decir, a los niños no siempre se les puede decir que si a todo o dar gusto en todo, así se tengan los medios económicos suficientes, ya que el mundo no siempre los va a tratar del modo en que unos padres amorosos y suplidores de todas las necesidades lo pueden hacer. A los niños hay que prepararlos para un mundo en que las cosas hay que lograrlas con cierto esfuerzo, que puede ser mucho o poco, pero requiere trabajo, algunas dosis de sacrificio y que las recompensas serán así mucho más valoradas.

Pero,  ¿Qué hacer cuando hay una pataleta?
Una situación común es cuando a un niño en un supermercado no se le da un elemento determinado. Este se pone a llorar, grita y se lanza al suelo, generando incomodidad en los padres, sentimientos de vergüenza o de culpa y también rabia.
Lo primero que se debe hacer es NO PERDER EL CONTROL EN NINGÚN MOMENTO, se debe actuar con absoluta calma, saber que es algo que sucede en los niños y que manejándolo de manera adecuada se va a evitar que vuelva a aparecer en el futuro, o por lo menos, a disminuir su frecuencia de aparición. 
Si es en un sitio público como este caso, se lleva al niño a un lugar tranquilo, ignorar esta conducta y dialogar con los niños al final del episodio cuando estén tranquilos y en capacidad de escucharnos. Si existe riesgo de alguna lesión física por parte del niño, es bueno sentarse detrás del niño, abrazarlo con firmeza y decirle en un tono moderado y amoroso que se calme, que se tranquilice y que no está haciendo las cosas bien, que cuando se calme pueden hablar.
Durante la pataleta se debe evitar regañar, gritar, dar explicaciones al niño, comparar con otras personas y no ceder ante los requerimientos del niño, porque esto último perpetuaría el comportamiento erróneo ya que lo utilizaría como forma de obtener ganancias secundarias.
Si el adulto no pierde la paciencia, conserva la calma, escucha al niño y lo trata con amor, el pequeño se sentirá protegido, escuchado y seguro en esa situación que le generó malestar y entenderá que pidiendo las cosas de otro modo, hablando, obtendrá siempre mejores resultados.
La Puericultura, que es el arte de la crianza, es difícil en muchas ocasiones, pero si la motivación es el amor, los resultados que se obtendrán serán siempre fabulosos y haremos de nuestros niños unas personas seguras de si mismas y con posibilidades de éxito en la vida.

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