Publicado Por : Pipediatra
domingo, 19 de octubre de 2008
Les dejo esta transcripciòn de una noticia ocurrida en España que genera un dilema ético muy importante. Saquen ustedes sus propias conclusiones.
¿Hito o eugenesia? ¿Altruismo involuntario o instrumentalización de un ser humano? ¿Bebé salvador o bebé medicamento? El eje de estas incógnitas se llama Javier Mariscal y está completamente ajeno al debate en torno a él. Solo tiene seis días.
El gobierno de España tiene aprobadas las técnicas que permitieron el nacimiento de Javier. La Ley de Reproducción Asistida está vigente desde 2006. La Iglesia las rechaza completamente. En una nota de prensa, la Conferencia Episcopal Española criticó ayer la destrucción de embriones sobrantes del proceso de fecundación in vitro que permitió este alumbramiento. El debate ético llega, con crudeza, al mundo académico y científico. Y esto trasciende las fronteras de este país europeo.
Javier fue concebido in vitro con el material genético de sus padres. Es completamente sano y 100% histocompatible con su hermano Andrés, de seis años. Este es el dato fundamental. Andrés padece el caso más grave posible de anemia, un mal congénito heredado de sus padres, Javier Mariscal y Soledad Puertas. Ellos apelaron a la técnica conocida como Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) no solo para evitar que Javier padeciera la misma enfermedad sino también para salvarle la vida a Andrés. Las células madre extraídas de su cordón umbilical serán utilizadas para realizarle un trasplante de médula ósea a su hermano mayor.
El gobierno de España tiene aprobadas las técnicas que permitieron el nacimiento de Javier. La Ley de Reproducción Asistida está vigente desde 2006. La Iglesia las rechaza completamente. En una nota de prensa, la Conferencia Episcopal Española criticó ayer la destrucción de embriones sobrantes del proceso de fecundación in vitro que permitió este alumbramiento. El debate ético llega, con crudeza, al mundo académico y científico. Y esto trasciende las fronteras de este país europeo.
Javier fue concebido in vitro con el material genético de sus padres. Es completamente sano y 100% histocompatible con su hermano Andrés, de seis años. Este es el dato fundamental. Andrés padece el caso más grave posible de anemia, un mal congénito heredado de sus padres, Javier Mariscal y Soledad Puertas. Ellos apelaron a la técnica conocida como Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) no solo para evitar que Javier padeciera la misma enfermedad sino también para salvarle la vida a Andrés. Las células madre extraídas de su cordón umbilical serán utilizadas para realizarle un trasplante de médula ósea a su hermano mayor.
Según los médicos que intervinieron en el caso, en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde Javier nació el domingo, ese trasplante es la única oportunidad que tiene Andrés de vivir más de 35 años.
En todo el mundo, se estima que ya son 20 los bebés que nacieron con el propósito de salvar la vida a sus hermanos, "condenados" a muerte por distintas enfermedades. También en Bélgica, Gran Bretaña o Estados Unidos esta historia hubiera sido posible. En Alemania o Italia no, ahí la manipulación de embriones está prohibida.
¿bienvenido? ¿Qué problemas éticos plantea este nacimiento? De momento, Javier ha sido recibido con algunas palabras gruesas. Una de ellas es la de Manuel Cruz, director de la Fundación Vida de Andalucía (región donde está Sevilla), quien si bien dijo alegrarse del nacimiento de "una nueva vida", lo consideró "denigrante para la dignidad del ser humano, al haber sido seleccionado como ganado". También el Vaticano, a través de L`Osservatore Romano dijo que su llegada "no es una acción altruista, sino un acto de eugenesia".
El propio papa Benedicto XVI dijo ayer en el Vaticano que, si bien es loable la investigación científica para el progreso de la humanidad, ésta corre peligro ante "los beneficios fáciles y la arrogancia de sustituir al Creador". No mencionó el caso de Javier, pero para los analistas la alusión era obvia.
El Episcopado español criticó que se haya puesto énfasis "en la feliz noticia del nacimiento de un niño y en la posibilidad de la curación de la enfermedad de su hermano; y se haya silenciado el hecho dramático de la eliminación de los embriones enfermos y eventualmente de aquellos que, estando sanos, no eran compatibles genéticamente", según publicó ayer la edición digital del diario El Mundo.
Las críticas no son exclusivas del mundo religioso. En el diario El Mundo, el profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid Juan Ramón Lacadena señaló que en este caso, los medios utilizados implican "la eliminación de muchos embriones y la posible instrumentalización de un ser humano: el niño que podrá convertirse en el donante vivo de su hermano". También apuntó a la carga psicológica que puede afectar a "un niño nacido para salvar vidas".
Al otro lado del atlántico, el ginecólogo del Hospital Austral de Buenos Aires, opinó en términos similares, según publicó el diario Clarín: "En lugar de esa opción, se podría haber recurrido a bancos internacionales de sangre del cordón umbilical".
Otras bienvenidas han sido más acogedoras. Marcelo Palacios, presidente de la Sociedad Internacional de Bioética, considera que "lo ético, en este caso, es no darle consideración del problema ético", y que se debe reconocer "el derecho a la no injerencia en los asuntos de la familia".
Para él, no debe haber dudas sobre una conclusión feliz del nacimiento. "Son los padres quienes han de decidir cómo quieren tener los hijos en función de las circunstancias que les vienen dadas. Tienen derecho a procurarse un hijo sano, y si además su gestación sirve para curar a su otro hijo, la satisfacción es doble. Lo que me molesta es pensar que alguien pueda ir a la cabecera de la cama de un niño como Andrés para decirle: `No podemos curarte porque para eso hay que sacrificar tres blastómeros (células producidas luego de la gestación)".
El doctor Graeme Laurie de la Universidad de Edimburgo (en Gran Bretaña también está aprobada esta técnica) consideró "ético" tener un hijo para salvar la vida de un hermano, siempre que no haya otra alternativa.
Según los médicos que estudiaron el caso, de los 18 millones de donantes de médula ósea posibles para Andrés no había ninguno compatible.
futuro. Este episodio trae aparejado futuros debates éticos. El DPG puede utilizarse en todas las enfermedades, hereditarias o no, que estén causadas por uno o más genes identificados. Y la posibilidad de escoger el sexo se avisora en un futuro no muy lejano, con el consiguiente debate ético aparejado.
En este último caso, seleccionar el sexo solo está autorizado para enfermedades hereditarias como la hemofilia (transmitida por las mujeres y padecida por los hombres), pero el futuro podría plantear la posibilidad de recurrir al DGP por el único objetivo de tener un varón o una niña.
Y en los hechos, ya ocurre. Basta suponer que una pareja recurre al DGP para evitar que su hijo tenga una anemia hereditaria; que se obtienen cuatro embriones; que de éstos dos están sanos; y que cada uno pertenece a distinto sexo. Hay que suponer que solo uno será implantado. La elección corresponde a los padres, o al médico.
Zafar de la herencia
Javier Mariscal (padre) y Soledad Puertas son portadores de la peor variante de anemia: la beta talasemia mayor. Pero no la padecen.
El matrimonio se enteró de ello cuando nació su primer hijo, Andrés, quien hoy tiene seis años. Él sí padece esta enfermedad. La beta talasemia mayor le impide a la hemoglobina que produce la médula del niño transportar bien el oxígeno. Para sobrevivir, necesita transfusiones cada 15 días. Aun así sus órganos se van deteriorando. La esperanza de vida que tienen quienes sufren esta patología es de 30 a 35 años.
Javier, nacido el pasado domingo en Sevilla (foto), es fruto de la técnica DGP. Fue concebido in vitro con el material genético de sus padres. Javier fue el embrión "escogido" que no lleva la terrible herencia de sus padres. Además, tiene 100% de histocompatibilidad de Andrés, lo que lo convierte en el donante ideal de células madre, contenidas en la sangre de su cordón umbilical, para hacerle un trasplante de médula a su hermano mayor.
La operación se realizaría en dos meses y tiene entre un 70% y 90% de chances de éxito. En España ya hay ocho casos de bebés nacidos por el DGP. Javier es el primero con la misión de salvar a su hermano.
Noticia tomada hoy del diario el País de Uruguay (http://www.elpais.com.uy/)
En todo el mundo, se estima que ya son 20 los bebés que nacieron con el propósito de salvar la vida a sus hermanos, "condenados" a muerte por distintas enfermedades. También en Bélgica, Gran Bretaña o Estados Unidos esta historia hubiera sido posible. En Alemania o Italia no, ahí la manipulación de embriones está prohibida.
¿bienvenido? ¿Qué problemas éticos plantea este nacimiento? De momento, Javier ha sido recibido con algunas palabras gruesas. Una de ellas es la de Manuel Cruz, director de la Fundación Vida de Andalucía (región donde está Sevilla), quien si bien dijo alegrarse del nacimiento de "una nueva vida", lo consideró "denigrante para la dignidad del ser humano, al haber sido seleccionado como ganado". También el Vaticano, a través de L`Osservatore Romano dijo que su llegada "no es una acción altruista, sino un acto de eugenesia".
El propio papa Benedicto XVI dijo ayer en el Vaticano que, si bien es loable la investigación científica para el progreso de la humanidad, ésta corre peligro ante "los beneficios fáciles y la arrogancia de sustituir al Creador". No mencionó el caso de Javier, pero para los analistas la alusión era obvia.
El Episcopado español criticó que se haya puesto énfasis "en la feliz noticia del nacimiento de un niño y en la posibilidad de la curación de la enfermedad de su hermano; y se haya silenciado el hecho dramático de la eliminación de los embriones enfermos y eventualmente de aquellos que, estando sanos, no eran compatibles genéticamente", según publicó ayer la edición digital del diario El Mundo.
Las críticas no son exclusivas del mundo religioso. En el diario El Mundo, el profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid Juan Ramón Lacadena señaló que en este caso, los medios utilizados implican "la eliminación de muchos embriones y la posible instrumentalización de un ser humano: el niño que podrá convertirse en el donante vivo de su hermano". También apuntó a la carga psicológica que puede afectar a "un niño nacido para salvar vidas".
Al otro lado del atlántico, el ginecólogo del Hospital Austral de Buenos Aires, opinó en términos similares, según publicó el diario Clarín: "En lugar de esa opción, se podría haber recurrido a bancos internacionales de sangre del cordón umbilical".
Otras bienvenidas han sido más acogedoras. Marcelo Palacios, presidente de la Sociedad Internacional de Bioética, considera que "lo ético, en este caso, es no darle consideración del problema ético", y que se debe reconocer "el derecho a la no injerencia en los asuntos de la familia".
Para él, no debe haber dudas sobre una conclusión feliz del nacimiento. "Son los padres quienes han de decidir cómo quieren tener los hijos en función de las circunstancias que les vienen dadas. Tienen derecho a procurarse un hijo sano, y si además su gestación sirve para curar a su otro hijo, la satisfacción es doble. Lo que me molesta es pensar que alguien pueda ir a la cabecera de la cama de un niño como Andrés para decirle: `No podemos curarte porque para eso hay que sacrificar tres blastómeros (células producidas luego de la gestación)".
El doctor Graeme Laurie de la Universidad de Edimburgo (en Gran Bretaña también está aprobada esta técnica) consideró "ético" tener un hijo para salvar la vida de un hermano, siempre que no haya otra alternativa.
Según los médicos que estudiaron el caso, de los 18 millones de donantes de médula ósea posibles para Andrés no había ninguno compatible.
futuro. Este episodio trae aparejado futuros debates éticos. El DPG puede utilizarse en todas las enfermedades, hereditarias o no, que estén causadas por uno o más genes identificados. Y la posibilidad de escoger el sexo se avisora en un futuro no muy lejano, con el consiguiente debate ético aparejado.
En este último caso, seleccionar el sexo solo está autorizado para enfermedades hereditarias como la hemofilia (transmitida por las mujeres y padecida por los hombres), pero el futuro podría plantear la posibilidad de recurrir al DGP por el único objetivo de tener un varón o una niña.
Y en los hechos, ya ocurre. Basta suponer que una pareja recurre al DGP para evitar que su hijo tenga una anemia hereditaria; que se obtienen cuatro embriones; que de éstos dos están sanos; y que cada uno pertenece a distinto sexo. Hay que suponer que solo uno será implantado. La elección corresponde a los padres, o al médico.
Zafar de la herencia
Javier Mariscal (padre) y Soledad Puertas son portadores de la peor variante de anemia: la beta talasemia mayor. Pero no la padecen.
El matrimonio se enteró de ello cuando nació su primer hijo, Andrés, quien hoy tiene seis años. Él sí padece esta enfermedad. La beta talasemia mayor le impide a la hemoglobina que produce la médula del niño transportar bien el oxígeno. Para sobrevivir, necesita transfusiones cada 15 días. Aun así sus órganos se van deteriorando. La esperanza de vida que tienen quienes sufren esta patología es de 30 a 35 años.
Javier, nacido el pasado domingo en Sevilla (foto), es fruto de la técnica DGP. Fue concebido in vitro con el material genético de sus padres. Javier fue el embrión "escogido" que no lleva la terrible herencia de sus padres. Además, tiene 100% de histocompatibilidad de Andrés, lo que lo convierte en el donante ideal de células madre, contenidas en la sangre de su cordón umbilical, para hacerle un trasplante de médula a su hermano mayor.
La operación se realizaría en dos meses y tiene entre un 70% y 90% de chances de éxito. En España ya hay ocho casos de bebés nacidos por el DGP. Javier es el primero con la misión de salvar a su hermano.
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