Publicado Por : Pipediatra martes, 28 de octubre de 2014

Esta reflexión la tomé del oracional: "!El Man está Vivo!" de la congregación Eudista Minuto de Dios.  Este "librito" mensual es una fuente de reflexión permanente para mi y los invito a adquirirlo, ya que les enriquecerá la vida y está disponible a un bajo precio muy asequible. Muchas gracias al Padre Alberto Linero por darnos ese regalo de vida.

El mundo cambió. Ya no es el mismo que vivimos en nuestra infancia. Los medios de comunicación y la tecnología lo han cambiado de manera radical. Lo achicaron hasta el punto de que sabemos lo que pasa en el pueblo más lejano a nosotros en muy poco tiempo. Lo aceleraron hasta el punto en que nos comunicamos en segundos con cualquier parte del planeta. Lo complejizaron hasta el punto en que ya no sabemos con claridad qué es realmente la realidad y qué es lo virtual. Lo fragmentaron tanto que tenemos especialidades que antes eran impensables. es un mundo atractivo, confortable -por lo menos más que antes- y desafiante. Ese es el mundo en el que hacemos el acto de amor llamado crianza. Es allí donde acompañamos a nuestros niños y jóvenes en la construcción de su autonomía. Lo cual exige todas unas miradas, concepciones, pedagogías y maneras nuevas Te propongo que pensemos en este contexto la dimensión social de la crianza. Nuestros hijos no viven solos en el mundo. Ellos están en permanente y abierta relación con otros jóvenes, lo cual hace que nuestra manera de criarlos esté en constante cuestionamiento al ser comparada con los papás de los otros jóvenes. No es de extrañar que tus criterios de crianza sean considerados por otros como obsoletos, dinosáuricos y dañinos. Lo que te pone en una situación difícil ante tus hijos que, por la presión del medio, comienzan a sospechar que tú estás equivocado. Hay que poner mucha atención a la manera como tenemos que criar en medio de tantas visiones de la vida, propuestas pedagógicas y aún reflexiones éticas. Debemos tener claro cuáles son los valores que asuman nuestros hijos y ayudarles a hacerlo. Está claro que lo primero es ser modelo para ellos. Si nosotros no practicamos los valores que queremos tengan ellos estamos perdiendo el tiempo.

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